Fernández Villa recibiendo medallas por sus «servicios» al Estado y al Capital
José Ángel Fernández Villa ha anunciado que se va de la poltrona del SOMA después 35 años. Podía haber aguantado cinco más para haber tenido un mandato como Franco, con el que tiene numerosas similitudes. Se hace necesario recordar el legado de este sindicalista, aunque solo sea para contrarrestar la coba dada desde los medios de comunicación al servicio del Poder. Su principal «mérito» ha sido el de domesticar a los bravos mineros asturianos y dejarlos inermes y aburguesados. La Cosa Nostra del SOMA, que en estas tres últimas décadas más que un sindicato ha sido un lobby para influir en el poder económico y político, ha dejado el terreno abonado al Estado y al Capital para desmantelar la minería y la industria en Asturias y León.
No es casual que Villa se vaya ahora, justo en el peor momento, cuando la minería está sentenciada y los sindicatos del sistema se han convertido en cómplices necesarios para dejar sin capacidad de lucha, tan necesaria ahora, a los trabajadores asturianos. Pero la culpa no es sólo de los plutócratas sindicales capitaneados por Villa sino también de los propios mineros que se han dejado engañar durante años con prejubilaciones, carguinos, puestinos de trabajo para la familia, etc. Villa ha conseguido desclasar a los mineros, hacerles perder su conciencia revolucionaria. Les ha convertido en burgueses con buenos sueldos, cochazos y un tren de vida estupendo. A cambio, en este perverso pacto, los mineros se han quedado sin armas para luchar. Y las van a necesitar ahora más que nunca.
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